El deterioro cognitivo leve supone un peldaño previo al padecimiento de la demencia, siendo la pérdida de la memoria el pilar principal que se va derrumbando en los afectados. Conoce cómo ponerle freno.
Qué es el deterioro cognitivo leve
Actualmente y después de muchos años de investigación al respecto se define el deterioro cognitivo leve como el estado intermedio entre una situación cognitiva normal y la demencia, haciendo hincapié en el deterioro de la memoria como la principal función afectada.
Es sabido que el envejecimiento per se conlleva una pérdida o disfunción progresiva de funciones neurológicas tanto visuales, auditivas, del lenguaje y de la memoria, sobre todo para hechos recientes (memoria episódica), y no así para la memoria a largo plazo, que se almacena de manera prácticamente ilimitada. De hecho, se estima que el cerebro pierde en torno a un 2% de volumen y peso por cada década que pasa. Pero el envejecimiento no explicaría del todo esta situación, pues existe un alto porcentaje de ancianos que no presentan criterios de deterioro cognitivo leve.
En este sentido, cabe señalar que deben cumplirse una serie de requisitos o criterios para reconocer que alguien padece deterioro cognitivo leve:
De manera práctica se conocen tres tipos de deterioro cognitivo leve, que serían:
Como decíamos esta entidad es un estado intermedio, de tal manera que se observa una progresión anual mayor del 10% hacia demencia (mayoritariamente en forma de alzhéimer) respecto a las personas de la misma edad que no lo padecen, por lo que esta situación confiere un mayor riesgo de padecerla finalmente.
Aunque la prevalencia del deterioro cognitivo leve ha variado con los años según los criterios utilizados, actualmente se estima en torno a un 18-20%, que viene a ser cuatro veces superior a la enfermedad de Alzheimer. No hay diferencias significativas entre hombres y mujeres.
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